domingo, 25 de abril de 2010

martes, 5 de enero de 2010

lunes, 4 de enero de 2010

LA CARTA


Queridos Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltasar:

Con esta edad, uno se sabe en la otra orilla del mundo mágico de la fantasía con el mar de los recuerdos por medio y añora aquellas tardes de infancia, en las que anualmente se repetía esta misma operación de redactar una carta sentado en uno de los sillones del salón de la casa de mis padres y esos días ilusionados de la Navidad a la espera de vuestro inminente viaje a nuestra tierra. O mi mirada triste llenándose de alegría a vuestro paso en la cabalgata de vuestra llegada a mi ciudad mientras movía la mano para saludaros y así conseguir que os pudierais dar cuenta que yo estaba allí. O de esa noche mágica ansiada y ansiosa de vuestro reparto de regalos con aquel beso de buenas noches de mi madre animándome a irme a la cama prontito y el “Mamá, no me puedo dormir porque estoy nervioso, ¿vendrán?” y su respuesta: “¡Nene, duérmete porque los Reyes ya están entrando en la calle!” Y recuerdo que me quedaba dormido al momento porque escuchaba ruidos nocturnos que se me antojaban los pasos de vuestros camellos con sus campanillas, vuestros pajes entrando por ventanas y balcones en las viviendas de mis vecinos y hasta adivinaba el susurro de vuestras voces subiendo por la escalera de mi casa. ¡Qué bonita es la inocencia de ser niño!

En muchas ocasiones me pregunté cómo podíais recordar los regalos de cada niño y me parecía increíble que pudiérais saber las direcciones exactas o cuáles eran mis zapatos entre todos los zapatos de mi casa…

Y desde esta realidad en la que creo no haber dejado de ser aquel pequeño, os cuento que he procurado ser bueno. ¡Que sí, que sí! A veces no es fácil, pero os aseguro que lo he intentado. Eso sí, reconozco que he protestado mucho, no siempre he tenido buen humor y a ratos he sido bastante perezoso. Pero en general, me he portado bien y aquí os dejo mis deseos y aquellas pequeñas cosas que quiero que me traigáis en la noche de mañana. Nada, son cuatro tonterias, pero ya que he sido todo lo bueno que he podido ser, espero que no me dejéis carbón. Tomad nota… ¡y que por pedir que no quede!

Llevad regalos a todas las casas, echad una manita para que las cosas vayan un poco mejor en nuestra economía, promocionad trabajo para todos, levantad un hogar para los que no lo tengan, dejad alimento a los que tienen hambre, erradicad la violencia de la faz de la tierra, cread unos políticos que trabajen para el pueblo en vez de que el pueblo trabaje para ellos, bajad los costes de la luz, el agua, el gas, el teléfono, el transporte y la comida; recuperad el deterioro del medio ambiente, mejorad la educación general, ampliad la asistencia sanitaria, fomentad la solidaridad entre las gentes, igualad las diferencias de las clases sociales, … Sí, ya sé que pido mucho, pero no sé ni puedo pedir otra cosa. ¿Qué va a ser difícil? Ya imagino, pero confío en vosotros, ¡mirad a ver si hay posibilidad!

Bueno, queridos míos, les podría pedir muchas cosas más, pero temo cargaros con excesivo trabajo y no es mi intención aturullarlos ni abusar de vuestra generosidad. Sólo una cosa más: ¡Seguid ilusionándome cada año en los primeros días del mes de Enero!

Y nada más, feliz viaje de regreso a Oriente, les deseo lo mejor en 2010, muchas gracias y ... ¡hasta el año que viene!


PD.: ¡No os olvidéis de dejar algún regalito para los que leen este sueño imposible!

domingo, 3 de enero de 2010

VOLVER


Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos,
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron,
con sus pálidos reflejos,
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La quieta calle donde el eco dijo:
"Tuya es su vida, tuyo es su querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver.

Volver,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir, que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir,
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo,
que lloro otra vez.

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye,
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guarda escondida una esperanza humilde,
que es toda la fortuna de mi corazón.


Hay cosas que no necesitan presentación y... ¡ésta sería una de ellas!

Este clásico de la canción tanguera que interpretó e inmortalizó el inolvidable Carlos Gardel -con letra del poeta brasileño Alfredo Le Pera- fue grabado en 1935 y desde entonces numerosos artistas la han interpretado con muchísimo respeto y rendida admiración.

En el catálogo de las versiones realizadas con acierto y buen gusto, entre mis preferidas se encuentran las grabadas por Amaya Uranga, Buika, Estrella Morente, Pasión Vega y Plácido Domingo.

No obstante, el himno internacional del tango es la mejor banda sonora bajo el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia hoy me ven... ¡volver!

sábado, 2 de enero de 2010

EL REENCUENTRO


Desde ayer vivimos un entrañable reencuentro en este océano de letras, pero ¿qué se supone que uno debe sentir ante semejante situación? Ésta es una pregunta con mil y una posibilidades de respuesta, pero reencontrarse, máxime después de tanto tiempo, no es algo tan simple ni tan sencillo.

El verdadero reencuentro implica recordarse emocional, física e intelectualmente en un momento concreto y determinado de la vida, reconocer las sensaciones y los sentimientos vividos, expresar la emoción por el ansiado o inesperado momento acontecido y realizar el propósito de reanudar la relación que quedó interrumpida por la distancia y el tiempo. También conlleva el reconocerse a uno mismo, teniendo en cuenta lo que la vida misma ha traído consigo con el paso de los años.

Algunas veces las circunstancias nos superan y determinadas situaciones difíciles nos han hecho algo dura la senda del camino que hemos tenido que andar, pero… ¡estamos aquí! Y por mi parte, no he tardado ni veinticuatro horas en retomar el contacto, porque lo mejor de todos los caminos es saber dónde se encuentra el punto de origen, dónde están las metas fijadas en el horizonte… ¡y dónde dejamos de ser nosotros mismos!

Y confieso que todo es tan sencillo pero a la vez tan complicado como volver a ser uno mismo y con el debido y correspondiente permiso, vuelvo para volver a reencontrarnos con mi propio yo.

Sencilla y sinceramente me planteo que nunca debí alejarme de las bambalinas de este teatro ni abandonar la escena antes de que cayera el telón. ¿O quizás he dejado marchar algo que nunca debió irse? Nunca se sabe, pero de pronto llega un día y entonces te das cuenta que esto no ha acabado -o al menos, no puede acabar así- y como si nada hubiese influido, sin obligación ni compromiso, decides comenzar desde cero... ¡volver al escenario!

Eso sí, sin lugar a dudas, el tiempo pasó y a todos nos ha cambiado, incluso al que muy solemne dijo que seguía siendo el mismo, ¡el mismo de siempre!, sí, ese, pero es un hecho que uno no se baña en el mismo río dos veces y uno nunca jamás en la vida será el mismo.

¿Aceptamos que todo tiene su parte positiva y todo sucede por una razón?

El olvido puede ser eterno y los recuerdos se desvanecen en el aire y hoy tal vez no me sepa explicar bien por la alegría y la melancolía que me invaden conjuntamente a partes iguales, pero no me preocupa… Sé que la verdad siempre llega... ¡y los reencuentros merecen la pena!

No era un propósito fijado pero con el comienzo del año nuevo resurge el ave fénix que llevo dentro y vernos nuevamente sobrevolando estos mares es como volver a conocernos, porque volver a vernos es reconocernos.

¡Brindemos por ello!

PD.: Probablemente éste no sea un día cualquiera… ¡y así es!

viernes, 1 de enero de 2010

NUEVO AÑO


¡Mucho tiempo!

Sí, hace mucho tiempo que no navego por los mares de este sueño imposible, pero como nunca es tarde con el nuevo año se levanta de nuevo el telón de este singular teatro de la vida.

En primer lugar, siento mucho y les pido disculpas por el polvo que se ha acumulado en el patio de butacas y entre las bambalinas de este escenario. Un teatro sin funciones es un teatro abandonado, triste, muerto, pero poco a poco volveremos a colgar una magnífica cartelera que haga revivir la escena y consiga nuevamente dar brillo y esplendor a este magnífico coliseo. De momento, hoy volvemos a tener función y la oscuridad de la platea se ilumina con las luces de la representación.

Hemos recibido un nuevo año con uvas, campanadas, champán y fuegos artificiales y desde aquí les felicito de todo corazón con mis mejores deseos para estos próximos doce meses. No sé ustedes, pero el 2010 es un año al que le tengo ganas, muchas ganas, porque deseo saber qué me acontece y qué me depara… Anoche brindé porque me sorprenda con mucho de lo que sueño y desde hoy me he propuesto trabajar para conseguirlo. Y sí, sé que de poco valen los buenos propósitos, pero como objetivo voy a obligarme a realizar todos y cada uno de los que me he fijado en este año recién estrenado.

Y comienzo con salud, dinero y amor. ¡Toma ya! Un buen y clásico tópico, ¿verdad? Aunque pueda parecer una expresión ya hecha son tres cosas que tal vez no sea necesario tener que pedir por separado, aunque si he de elegir una que ésta sea que no falte la salud. Las otras dos ya nos las ingeniaremos para conseguirlas porque contamos con trescientos sesenta y cuatro días por delante, aunque he de aclarar que en el amor yo me siento afortunado…

Sigo con el trabajo porque en mi caso tengo ganas de hacer cosas nuevas y sentirme profesional y persona de provecho. Y además porque soy capaz de todo y lo sé, aunque a veces no me lo quiero creer. ¿Es mucho pedir? Ahhh, y no necesito que venga acompañado por el éxito porque ya lo he tenido y es flor de un día.

Lo de ponerme a dieta me parece algo muy manido que se dice en estas fechas y va a ser que no, aunque voy a procurar mantenerme para gustarme más. Sí, han leído bien, para gustarme más. Y lo del gimnasio, ¡se estudiará!

Hablando de estudiar, no me vendría mal ampliar conocimientos y formación. Podría estar bien refrescar los idiomas. Sí, especialmente mi inglés me lo agradecería. Reconozco y confieso que no estaría mal conseguir entender y poder expresarme sin rubor ni sentido del ridículo. ¿Y el carnet de conducir?

Detesto organizar las cosas a largo plazo y cuento con una agenda que recoge éstos y otros muchos proyectos, pero espero que los infortunios del vivir no me desvíen por otros derroteros.

Y sumo que soñaré con las películas nuevas y antiguas, viviré las historias de los libros por leer, me envolveré de músicas y canciones que me hagan vibrar, viajaré por los mundos que me esperan, disfrutaré de la emoción del arte, ... y todo ello sin olvidarme del placer de compartir mis cosas con los demás, despacito, pasito a paso, haciendo camino al andar porque sin lugar a dudas, ¡merece la pena volver a intentarlo!

En definitiva, sentiré volver a sentir.

¡Feliz Año!

Y feliz todo lo que venga... ¡y mucho más!

domingo, 22 de marzo de 2009

LA PRIMAVERA


"Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera"
Pablo Neruda

"Mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!"
Gustavo Adolfo Bécquer

"La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido"
Antonio Machado


Tres maravillosos poetas nos recuerdan con sus citas que la primavera llegó el pasado día 21 a las 12 horas y 44 minutos (hora oficial peninsular), según datos del Observatorio Astronómico Nacional, y se presentó con un sol radiante bajo un cielo azul y una temperatura que besaba la piel.

Su nombre latino significa primer verdor -prima (primer) y vera (verdor)- y hace justicia a su definición, porque tras el duro invierno las noches se acortan y comienzan a reverdecer los árboles, las plantas y los campos, y con su presentación, agradecemos la llegada del calor, el nacimiento de las flores, el vuelo y el canto de los pájarillos, las nuevas frutas y la posibilidad de disfrutar al aire libre de unos días mucho más largos de luz.

La primavera irrumpió con todo su esplendor en nuestras vidas el pasado viernes y se ha hecho sentir como un prodigio natural, un auténtico regalo de Dios.

Y cuidado porque dicen... ¡que la sangre altera!