sábado, 2 de enero de 2010

EL REENCUENTRO


Desde ayer vivimos un entrañable reencuentro en este océano de letras, pero ¿qué se supone que uno debe sentir ante semejante situación? Ésta es una pregunta con mil y una posibilidades de respuesta, pero reencontrarse, máxime después de tanto tiempo, no es algo tan simple ni tan sencillo.

El verdadero reencuentro implica recordarse emocional, física e intelectualmente en un momento concreto y determinado de la vida, reconocer las sensaciones y los sentimientos vividos, expresar la emoción por el ansiado o inesperado momento acontecido y realizar el propósito de reanudar la relación que quedó interrumpida por la distancia y el tiempo. También conlleva el reconocerse a uno mismo, teniendo en cuenta lo que la vida misma ha traído consigo con el paso de los años.

Algunas veces las circunstancias nos superan y determinadas situaciones difíciles nos han hecho algo dura la senda del camino que hemos tenido que andar, pero… ¡estamos aquí! Y por mi parte, no he tardado ni veinticuatro horas en retomar el contacto, porque lo mejor de todos los caminos es saber dónde se encuentra el punto de origen, dónde están las metas fijadas en el horizonte… ¡y dónde dejamos de ser nosotros mismos!

Y confieso que todo es tan sencillo pero a la vez tan complicado como volver a ser uno mismo y con el debido y correspondiente permiso, vuelvo para volver a reencontrarnos con mi propio yo.

Sencilla y sinceramente me planteo que nunca debí alejarme de las bambalinas de este teatro ni abandonar la escena antes de que cayera el telón. ¿O quizás he dejado marchar algo que nunca debió irse? Nunca se sabe, pero de pronto llega un día y entonces te das cuenta que esto no ha acabado -o al menos, no puede acabar así- y como si nada hubiese influido, sin obligación ni compromiso, decides comenzar desde cero... ¡volver al escenario!

Eso sí, sin lugar a dudas, el tiempo pasó y a todos nos ha cambiado, incluso al que muy solemne dijo que seguía siendo el mismo, ¡el mismo de siempre!, sí, ese, pero es un hecho que uno no se baña en el mismo río dos veces y uno nunca jamás en la vida será el mismo.

¿Aceptamos que todo tiene su parte positiva y todo sucede por una razón?

El olvido puede ser eterno y los recuerdos se desvanecen en el aire y hoy tal vez no me sepa explicar bien por la alegría y la melancolía que me invaden conjuntamente a partes iguales, pero no me preocupa… Sé que la verdad siempre llega... ¡y los reencuentros merecen la pena!

No era un propósito fijado pero con el comienzo del año nuevo resurge el ave fénix que llevo dentro y vernos nuevamente sobrevolando estos mares es como volver a conocernos, porque volver a vernos es reconocernos.

¡Brindemos por ello!

PD.: Probablemente éste no sea un día cualquiera… ¡y así es!

1 comentario:

Nacho dijo...

Felicidades! Es todo un acontecimiento tu vuelta a los ruedos, sigue adelante con este sueño imposible, persíguelo e híncale el diente.
Año nuevo post nuevo :D