lunes, 4 de enero de 2010

LA CARTA


Queridos Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltasar:

Con esta edad, uno se sabe en la otra orilla del mundo mágico de la fantasía con el mar de los recuerdos por medio y añora aquellas tardes de infancia, en las que anualmente se repetía esta misma operación de redactar una carta sentado en uno de los sillones del salón de la casa de mis padres y esos días ilusionados de la Navidad a la espera de vuestro inminente viaje a nuestra tierra. O mi mirada triste llenándose de alegría a vuestro paso en la cabalgata de vuestra llegada a mi ciudad mientras movía la mano para saludaros y así conseguir que os pudierais dar cuenta que yo estaba allí. O de esa noche mágica ansiada y ansiosa de vuestro reparto de regalos con aquel beso de buenas noches de mi madre animándome a irme a la cama prontito y el “Mamá, no me puedo dormir porque estoy nervioso, ¿vendrán?” y su respuesta: “¡Nene, duérmete porque los Reyes ya están entrando en la calle!” Y recuerdo que me quedaba dormido al momento porque escuchaba ruidos nocturnos que se me antojaban los pasos de vuestros camellos con sus campanillas, vuestros pajes entrando por ventanas y balcones en las viviendas de mis vecinos y hasta adivinaba el susurro de vuestras voces subiendo por la escalera de mi casa. ¡Qué bonita es la inocencia de ser niño!

En muchas ocasiones me pregunté cómo podíais recordar los regalos de cada niño y me parecía increíble que pudiérais saber las direcciones exactas o cuáles eran mis zapatos entre todos los zapatos de mi casa…

Y desde esta realidad en la que creo no haber dejado de ser aquel pequeño, os cuento que he procurado ser bueno. ¡Que sí, que sí! A veces no es fácil, pero os aseguro que lo he intentado. Eso sí, reconozco que he protestado mucho, no siempre he tenido buen humor y a ratos he sido bastante perezoso. Pero en general, me he portado bien y aquí os dejo mis deseos y aquellas pequeñas cosas que quiero que me traigáis en la noche de mañana. Nada, son cuatro tonterias, pero ya que he sido todo lo bueno que he podido ser, espero que no me dejéis carbón. Tomad nota… ¡y que por pedir que no quede!

Llevad regalos a todas las casas, echad una manita para que las cosas vayan un poco mejor en nuestra economía, promocionad trabajo para todos, levantad un hogar para los que no lo tengan, dejad alimento a los que tienen hambre, erradicad la violencia de la faz de la tierra, cread unos políticos que trabajen para el pueblo en vez de que el pueblo trabaje para ellos, bajad los costes de la luz, el agua, el gas, el teléfono, el transporte y la comida; recuperad el deterioro del medio ambiente, mejorad la educación general, ampliad la asistencia sanitaria, fomentad la solidaridad entre las gentes, igualad las diferencias de las clases sociales, … Sí, ya sé que pido mucho, pero no sé ni puedo pedir otra cosa. ¿Qué va a ser difícil? Ya imagino, pero confío en vosotros, ¡mirad a ver si hay posibilidad!

Bueno, queridos míos, les podría pedir muchas cosas más, pero temo cargaros con excesivo trabajo y no es mi intención aturullarlos ni abusar de vuestra generosidad. Sólo una cosa más: ¡Seguid ilusionándome cada año en los primeros días del mes de Enero!

Y nada más, feliz viaje de regreso a Oriente, les deseo lo mejor en 2010, muchas gracias y ... ¡hasta el año que viene!


PD.: ¡No os olvidéis de dejar algún regalito para los que leen este sueño imposible!

No hay comentarios: