jueves, 9 de octubre de 2008

MI GATA


Jueves, como hoy. Jueves... ¡y dos semanas atrás!

Maullaba y lloraba desconsoladamente sintiéndose abandonada debajo de un coche aparcado en la madrileña calle de San Vicente Ferrer. No sabemos su lugar de origen, pero para mí nació aquel día en Malasaña y espero que el barrio le haya impreso el carácter de héroe de sus antiguas gentes.

Lo primero que supe de ella fue por una llamada de teléfono, lo siguiente fue conocerla. Aún recuerdo mis reservas y la primera vez que contemplé su carilla asustada y tristona. Plaza de San Ildefonso, 21:30 h., 25 de Septiembre,... ¡Jueves!

La encontró mi sobrino Aarón y y después de mucho indagar queriendo buscarle un hogar, una llamada suya despertó la alerta del deseo y recaló en el nuestro. Ante la sorpresa de muchos que se cruzaban por la calle, se trasladó hasta aquí acurrucada en la capucha de mi sudadera roja… ¡y aquí está!

Es del tipo común europeo, con un precioso pelaje de cuatro colores (en repetidas ocasiones nos ha hecho exclamar que parece un cervatillo) y se muestra serena, despierta, curiosa y muy comilona. Sus ojos son una suave mezcla de los colores verde y amarillo y su intensa mirada derrama aún la tristeza de días aciagos vividos hasta el momento de llegar a casa, su casa.

Hoy ha sido su primera visita a la consulta del veterinario.

Loreto se llama la doctora que la ha atendido y el examen realizado ha determinado que por sus dientes puede tener unos seis meses, que está muy canija para esa edad y que también ha sufrido un golpe en la cadera que puede precisar cirugía, ya que su patita izquierda tiene una lesión coxo-femoral que le provoca una simpática y leve cojera al andar. Tampoco la ha podido vacunar porque debemos continuar un programa de tres dias de desparasitación iniciado esta misma tarde y hemos de esperar los resultados de los análisis de inmunología y leucemia.

Dicen que siete vidas tiene un gato y yo espero que ésta mía calce botas, de noche sea parda, nadie le sepa poner un cascabel, no la sirvan como liebre en un plato ni le sepan buscar cinco pies, pueda llegar a ser protagonista del musical “Cats” de Andrew Lloyd Webber, sea objeto de un articulo de Antonio Burgos o inspiración de una nueva canción de Roberto Carlos, quiera dar calabazas al Silvestre de Looney Tunes y como buena madrileña se sienta orgullosa de ser… ¡gata!

Por cierto, no se llama Duquesa, aunque pudiera serlo.

Su nombre es Queca

1 comentario:

Nacho dijo...

Qué comentar de Queca... si es que es un bizcochito! bueno vale, es mas bien un conejillo de los huesecillos que tiene pero no preocuparse! come como una lima sorda. (nunca he visto a una lima sorda comer pero en fin...) un dicho es un dicho.
Es un bichito que no le hace ascos a nada ni a nadie, todo le parece bien: come, gatea, se deja sobar (acariciar se queda corto), toma la medicacion sin rechistar, que si unos análisis por aquí, que si te llevo en la capucha de la sudadera por el metro... vamos, lo que se suele decir: dócil
Se ha colado en nuestros corazones desde el segundo cero, sólo puedo decir que ya es una más en casa.