jueves, 2 de octubre de 2008

TEATRO DE LA VIDA

Teatro La Fenice
Veinticuatro horas después de alumbrar este blog, me zambullo en las aguas de este nuevo mundo indescriptible; y tomando como timón el teclado de este ordenador prestado, navego por el sueño imposible de lo que soy, lo que seguramente no conocéis y lo que habéis creído, o ni siquiera creéis, de lo que he sido o puedo llegar a ser.

Creo que nada me define mejor que el yo que no se ve, aunque soy consciente de que soy lo que soy y lo celebro, pese a quien pese.

Todos y cada uno de nosotros somos lo que somos y así nos presentamos, aun en contra de lo que algunos nos puedan creer y apreciar. Sin lugar a dudas, si algo he aprendido en todos estos años es que no hay nada mucho más importante en la existencia de cada persona que seguir siendo eso, lo que uno es. Libre, natural, sin que el mundo que le rodea le condicione a mostrarse de otra manera.

Y aquí, sin vacilación y sin la máscara del teatro cotidiano, ni con el andamio diario que sustenta la fachada que cada uno aprecia al observarme, aparecerá mi auténtico yo, ese que se oculta tras de mi.

No olvidaré mi texto, el papel que he de representar en cada escena, ni precisaré apuntador que me ayude en el querido, pretendido y deseado olvido. La dirección será libre, así sea el viento que sople en mis velas o el momento que toque representar sobre este escenario del gran teatro del mundo. Y huelga decir que tampoco habrá censor.

Cada vez que estas aguas nos acojan, el patio de butacas se haga a lo oscuro y se levante el correspondiente telón de cada función, saldré con mi yo a escena y hablaré del mundo perdido o hallado en este universo inmenso. Hablaré de la vida en este valle de lágrimas y del espectáculo de vivir cada día, hablaré del amor sin fronteras que sólo entiende de amar y su entrega, hablaré de la amistad y de la generosidad que no suma ni resta, hablaré de aquellos que se ganaron el reconocimiento con sus hechos, de esos otros que lo consiguieron sin dar palo al agua y de los que sin quererlo les salió al encuentro, hablaré de lo divino y lo humano… En definitiva, hablaré del sueño imposible que soy con cada circunstancia y éste quedará expuesto con alegrías, canciones, citas, denuncias, imágenes, lágrimas, libros, músicas, películas, pensamientos, sentimientos y todo aquello que me permita poder esbozarlo de la forma más certera posible.

¡Y hablaremos todos!

Sí, porque deseo, espero y quiero que este blog sea de todos: el mío y el vuestro. Será el mejor ejercicio de comunicación y complicidad entre ambas partes, el marco en el que sin tapujos ni vergüenzas cada uno pueda mostrar su mejor cara, ya sea ésta alegre o triste, y la partitura sobre la que podamos entonar el cante de ida y vuelta que más nos convenga, según la música que nos toquen.

Dicho esto, sabed que estoy aquí.

Un minuto... ¡y a escena!


PD.: Ignacio, muchas gracias por tu apoyo porque sin ti no sería capaz de flotar en este mar al que deseas y me animas que me abra. Ya estoy navegando y me gusta ver que me acompañan delfines... ¡como tú!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay, mi queridísimo... cuánta razón tenía aquél que comparó la vida como un gran teatro. Bueno, ése y el publicista de Seguros Ocaso.

Y es que en este gran escenario que es la vida no hacemos otra cosa más que representar sendos papeles, papeles que se nos presentan envueltos en intensas tramas escritas por ese gran escritor llamado Autor Anónimo, que tantas y tan buenas obras nos ha dejado.

Así pues, seamos como seamos, y tengamos el papel que tengamos en cada momento recuerda que somos profesionales, artistas de muchas tablas, y que la representación ha de ser memorable. Pues el espectáculo debe continuar.